Maya, la perra que espera el alta de su dueña en la puerta del hospital

Hace poco, fue la del perro que no quería separarse del ataúd de su dueño, quien murió en el último terremoto que a afectó a Italia. Unos días antes, había sido furor el relato de un can que terminó conquistando a una azafata alemana en un hotel de Puerto Madero. ¿Qué puede superar a estas proezas de amor? Por ejemplo, lo que sucede con Maya.

Se trata de una perrita de dos años de edad, que nació en Barcelona. Su dueña, Sandra Iniesta, una joven de 22 años, ingresó a un hospital de Elda, Alicante, por un cuadro de apendicitis. Y está internada allí desde hace cuatro días. Sin embargo, pese al intento de la familia para llevar a la mascota de regreso a su casa, la perra no quiere saber nada con moverse. Está ahí, firme en la puerta del lugar, aguardando por la salida de su compañera.Fueron los empleados y médicos del centro de salud quienes, al ver la sorprendente fidelidad de la perra, subieron fotos y viralizaron la historia en las redes sociales. Y luego, los medios televisivos y gráficos de la zona hicieron eco del tema.

El padre de Sandra, Manuel Iniesta, malagueño que vive en Barcelona desde hace 43 años, contó que la familia fue a pasar unos días de vacaciones a Granada, el último fin de semana. En medio del viaje de regreso, su hija se empezó a sentir mal. Optaron por parar en el hospital más cercano, el de Elda, donde le diagnosticaron apendicitis y la operaron con un pronóstico favorable. Pero ante la imposibilidad de entrar junto al perro en el centro de salud, algo que impone la normativa sanitaria, Maya se quedó en la puerta mientras los médicos atendían a Sandra. «Aunque lleva correa, no está atada, pero no se ha movido de su sitio», comentó el padre a El País. Increíble. Para que no sufra la estadía, le dejan agua y comida todos los días, y la mascota se queda ahí sin que nadie la moleste.

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Ojo, si bien éstas no son cosas de todos los días, hay perros como Maya que tiene antecedentes de extrema fidelidad. Su raza es Akita Inu, la misma del famoso Hachiko, el animal japonés que inspiró a la película homónima interpretada por Rechard Gere. El film cuenta cómo, pese a la muerte de su dueño, Hachiko lo siguió esperando en la estación de trenes (algo que hacía rutinariamente) por años. Incluso, cuando el perro falleció, le construyeron una estatua en el lugar donde solía aguardar en vano la llegada de su amo.

Tampoco sería justo olvidarse del cocker que la semana pasada conmovió al mundo, cuando en pleno velatorio de su dueño, un italiano de 45 años víctima de terremoto en Accumoli, se quedó junto al cajón.


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Una acción que vale por mil palabras de dolor. Y algo más cercana a Argentina es la historia de amor entre Rubio y Olivia Sievers, una azafata alemana que no logró resistir los encantos del simpático perrito. ¿Cómo fue?

La empleada de la aerolínea Lufthansa se encontró con el animal de casualidad, cerca del hotel Hilton de Puerto Madero, y el flechazo fue inmediato. Pasearon juntos varios días, con caminatas y paseos por parques incluídos. Ella regresó a Alemania. Y cuando volvió a la semana siguiente, para su sorpresa, Rubio (así lo bautizó) la estaba esperando en la puerta del hotel, moviendo su cola. En un principio, intentó darlo en adopción en un centro de voluntarios, pero no hubo caso: el perro regresaba al hotel en su búsqueda. ¿Y cómo resolvió el tema la azafata? Se lo llevó con ella a Berlín. ¡Eso también es amor!

El final feliz también podría coincidir con la historia de Maya y Sandra. El reencuentro entre ellas fue sin dudas muy emocionante, como se las ve en la foto que compartió este semana en las redes sociales..

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FUENTE: MUY!