¿ES MIO O ES TUYO?

Una pareja se separa. “Vos te quedas con el LCD, yo con la notebook. El escritorio es para mí, pero la mesa del comedor puede ser tuya. El juego de sillones lo vendemos y la cama ya era mía”. Hasta aquí la repartija es aparentemente equitativa pero ¿qué hacen con el perro?

Por:  Estefania Wanza para OHMYDOG.

Cada vez es más frecuente que la mascota que compartía una pareja sea el principal tema de disputa luego de haberse separado o cortado. Casi como si de un motín de guerra se tratase, ambos frentes de batalla se disputan la tenencia. Así es como lo que alguna vez los unió, hoy es el motivo de discordia. OhMyDog! se pregunta qué hacer, cómo encontrar una opción que deje a todos contentos y no afecte demasiado a nuestro perro, el que literalmente quedó en el medio.

Primero hay que tener en cuenta que no siempre se trata de una disputa por amor hacia la mascota, sino más bien una forma vengarse del otro a través del animal. Acá la (ex) pareja tendría que sincerarse y que se quede el animal el que realmente lo aprecia.

Ahora bien, si ese no es el caso, y las dos partes realmente quieren al perrito, el asunto es más complicado.

Alternativas.

  • Compartirlo: Eso sería, a simple vista, lo más sano pero para eso hay que establecer el régimen de visitas, sin descuidar el bienestar de nuestra mascota. Es decir, si uno de los dos tiene más espacio y tiempo para atenderlo, sería recomendable que viva en su casa y que el ex lo visite o se lo lleve durante períodos puntuales, como por ejemplo, las vacaciones.
  • Visitas espontáneas: Que tu ex lo saque a pasear los findes o lo cuide él si sabes que vas a tener una semana en la que vas a llegar muy tarde y él, en cambio, va a estar más relajado. Pero que quede bien en claro de quién será en adelante.
  • Lo más conveniente: Pensar en qué resultaría ser lo mejor para nuestro perro. Es decir, si uno se muda a un mono ambiente con un balcón ínfimo, mientras que el otro vivirá en una casa con patio, sería preferible que el segundo se quede con él para que tenga más espacio para moverse.
  • “Ya era mío”: Distinto sería si la mascota era de uno de los dos (¡y ni hablar si lo tenía desde antes de conocerse!). En este caso el dueño original debería quedarse con el perro y no hay nada que discutir.
  • “Me lo quedo yo…” y cuando lo haga tener cría, te doy uno de los cachorritos: Gran mentira gran. Aunque quizás en algunos casos resulte ser cierto…
  • Si hay niños de por medio: El perro suele ser un compañero de juegos para los más chicos por eso, en el caso de un divorcio, va a ser difícil que los niños accedan a separarse de su perro. En estos casos, lo ideal es que la pareja llegue a un acuerdo para que los niños no sufran el trauma añadido de la separación de su compañero.

Ahora bien, si la decisión se vuelve algo imposible de acordar y creemos que nada nos va a hacer cambiar de opinión, quizás tendríamos que tener en cuenta que no podemos llevarlo a un tribunal. Justamente el problema es que en nuestro país no hay jurisprudencia que regule estas situaciones. Más bien la legislación argentina considera al perro como un patrimonio, como una “cosa”. Sin embargo, un perro no es un objeto que pueda dividirse en 2 partes con lo cual es necesario que lleguemos a un acuerdo por nuestros propios medios. Sí o sí.

La excepción. Existe un caso excepcional en Badajoz, España donde en 2010 un juez concedió custodia compartida de un perro, por períodos de seis meses, a una pareja que convivió durante nueve años.

La sentencia estableció que la mujer sería la primera en disfrutar del animal, al que encontraron abandonado en 2001, ya que se había visto privada de su tenencia.

Aunque se separaron en 2005, siguieron compartiendo el perro hasta el 2009, cuando el hombre se quedó en exclusiva con el animal, valiéndose de que había sido él quien “lo había encontrado”.

Casos reales. Uno de los casos más polémicos que recorrió las redes sociales hace tan solo unos meses fue el de Tupac, el Pug Carlino de Andrés Calamaro y Micaela Breque. Durante el lapso que estuvieron separados, Calamaro se quedó con el perro y la modelo insistía en que se lo devolviera porque lo extrañaba demasiado. Luego de algunos tires y aflojes, Tupac volvió con ella – y como era de esperarse, Andrés y Micaela también-. Su caso es uno de esos que terminan con un final feliz.

Sin embargo, hay otras situaciones en las que cuesta un poco más. Vanesa B. y Martín R. fueron novios durante 5 años y el último tiempo, decidieron adoptar a Malevo, un Cocker Spaniel súper cariñoso. A principio de año, cortaron y decidieron que el cachorro se quedaría con Vanesa “provisoriamente”. Luego de la división de muebles, decidieron que viviría un mes con cada uno. Al tercer mes, se dieron cuenta de que Malevo ya no tenía la misma energía que antes, vivía echado y comía en menor cantidad. Lo llevaron al veterinario y les dijo que estaba deprimido. Llegar a esa situación fue lo que los obligó a sentarse a charlar. Finalmente decidieron que sería Vanesa quien se quedaría con él por tener un trabajo part time y, por lo tanto, contar con más tiempo para dedicarle. Mientras que Martín podría sacarlo a pasear y visitarlo las veces que quisiera durante toda la semana.

Conclusión. Más allá de que no todos lo reconozcan y/o admitan, muchas parejas deciden tener juntos un perro a modo de “práctica” antes de ser padres. En este sentido, lo cuidan como a un hijo: se preocupan y lo llevan al veterinario cuando enferma, lo miman y dedican su tiempo libre. Por eso, al momento de cortar o separarse, es un tema delicado el decidir quién será el afortunado de quedarse con la mascota. Quienes no pasaron una situación así muchas veces se burlan pero esto se debe a que no comprenden realmente el cariño que se le tiene no solo por ser su mascota sino también por lo que para ellos representa, es decir, lo simbólico.

En definitiva, hay que dejar de lado los egoísmos y pensar en el bien de nuestra mascota. Ser flexibles. Entender que ninguno de los dos tiene que resignarse a no verlo y que más allá de no volver a ser pareja, hay cosas con las que tienen que coexistir.

Lecturas recomendadas

  • “»What About Wally? Co-Parenting A Pet With Your Ex» de David Pisarra.
  • “We can’t stay together for the dogs” de Jennifer Keene